martes, 17 de diciembre de 2013

Jesús hasta el día de su muerte siguió transformando corazones.



El Centurión Transformado

El centurión... al oír el grito y ver cómo murió, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios! Marcos 15:39
Una mujer africana se hizo cristiana, y esto enfureció a su esposo. El hombre decidió librarse de ella acusándola de robarle las llaves. Lanzó su llavero al río y pensó en acusarla de haberlo robado. Esa noche su esposa compró un enorme pescado para la cena... ¡y descubrió en el estómago del animal las llaves de su esposo! Cuando el hombre volvió a casa exigiendo saber dónde estaban sus llaves, ella se las dio con toda calma. ¡Al instante el marido acepto a Jesús como salvador!

Aunque a los creyentes en Jesús se nos advierte en contra de andar según lo que se ve, muchas veces es cierto que hace falta ver para creer. En cierto punto se torna difícil negar la evidencia del poder y la presencia de un Dios que obra milagros. Un centurión romano que vio a Jesús sufrir en el Calvario y luego sintió el terremoto que acompañó a su muerte llegó a la conclusión de que en verdad Jesús era el Hijo de Dios. ¿Se convirtió? La Biblia no nos lo dice, pero sabemos que el hombre cambió.

Piense en cómo cambió su propia vida desde que conoció a Jesús. Antes de poder saber quiénes somos nosotros, hace falta saber quién es en realidad Jesús.

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