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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Las madres tienen que dejar de ver a sus hijos como hijos en algún momento.



"Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.(Juan 2:1-5)    

 

"Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora"


La contestación de Jesús a María implicaba cierto desacuerdo entre ambos, aunque en ningún momento se mostró descortés con su madre.

Es cierto que Jesús no le llamó "madre", sino "mujer", y aunque esto nos pueda sonar extraño, de ninguna manera implicaba una falta de respeto. De hecho, fue la misma expresión que Jesús utilizó cuando estaba muriendo en la cruz y encomendó el cuidado de su madre a Juan: (Jn 19:26) "Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he aquí tu hijo".

En realidad, lo que Jesús quería enseñar a su madre es que había llegado el momento en que ella debía dejar de pensar en él como si únicamente fuera su hijo, y tenía que comenzar a considerarlo ante todo como su Señor. Y era importante que lo asumiera cuanto antes, porque mientras lo siguiera viendo como su hijo, más sufriría cuando él sufriera.

No obstante, no podemos negar que el Señor sí que manifestó cierto desacuerdo con ella. ¿Por qué razón? Porque aunque María sólo se limitó a mencionar una necesidad en el transcurso de aquella boda, Jesús interpretó el detalle como un intento de lanzar a su hijo en su carrera mesiánica. Así que, la reprensión del Señor tuvo su origen en el hecho de que María estaba colocando su relación maternal en conexión con su obra, y el Señor no podía aceptar esto. Ella no podía ser quien indicara la "hora" en que debía manifestarse, eso era algo que sólo le correspondía a su Padre en el cielo.

Es curioso que de este hecho, la iglesia Católica deduzca la intercesión celestial de María, de tal manera que las peticiones que ella reciba en este tiempo de los creyentes que están vivos, las hará efectivas en el cielo. Pero notemos que no hay ningún indicio en el pasaje de que Jesús le confiriera tal autoridad a María ni en el cielo ni tampoco en la tierra. El relato deja claro que el hecho de que fuera su madre no le revestía de ninguna autoridad especial. Es más, fue censurada por el Señor por la única súplica que le hizo. Y por último, señalar también que desde el momento en que Jesús comenzó su ministerio, la trató como "mujer", no como "madre", si bien, como buen hijo, nunca olvidó sus deberes familiares.

martes, 17 de diciembre de 2013

Jesús hasta el día de su muerte siguió transformando corazones.



El Centurión Transformado

El centurión... al oír el grito y ver cómo murió, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios! Marcos 15:39
Una mujer africana se hizo cristiana, y esto enfureció a su esposo. El hombre decidió librarse de ella acusándola de robarle las llaves. Lanzó su llavero al río y pensó en acusarla de haberlo robado. Esa noche su esposa compró un enorme pescado para la cena... ¡y descubrió en el estómago del animal las llaves de su esposo! Cuando el hombre volvió a casa exigiendo saber dónde estaban sus llaves, ella se las dio con toda calma. ¡Al instante el marido acepto a Jesús como salvador!

Aunque a los creyentes en Jesús se nos advierte en contra de andar según lo que se ve, muchas veces es cierto que hace falta ver para creer. En cierto punto se torna difícil negar la evidencia del poder y la presencia de un Dios que obra milagros. Un centurión romano que vio a Jesús sufrir en el Calvario y luego sintió el terremoto que acompañó a su muerte llegó a la conclusión de que en verdad Jesús era el Hijo de Dios. ¿Se convirtió? La Biblia no nos lo dice, pero sabemos que el hombre cambió.

Piense en cómo cambió su propia vida desde que conoció a Jesús. Antes de poder saber quiénes somos nosotros, hace falta saber quién es en realidad Jesús.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Aprendiendo a estudiar la Biblia



El estudio de la Biblia realmente no es tan complicado. Te vamos a dar un programa educativo autónomo para que tú aprendas a estudiar la biblia. 

1.    Establecer un tiempo de lectura; Se puede iniciar con diez minutos al día, es importante determinar el horario en el que vas a estudiar. Posteriormente puedes ir incrementando los tiempos de lectura, a 15, 20, 30 minutos. hasta poder llegar a leer o estudiar la biblia en lapsos de una hora.

2.    Diario Bíblico; Es importante tener una libreta donde puedas empezar hacer tus apuntes, esta libreta la tienes que usar exclusivamente para el uso de tu aprendizaje bíblico. 

3.    Fichas Bibliográficas; otra alternativa es el uso de fichas bibliográficas o fichas de apuntes. Lo importante de estudiar la biblia es empezar a memorizar los versículos, y las fichas son una buena herramienta para que anotes los versículos y los estudies en tiempos considerados.

4.    Historias de versículos; Hay algunos muchos versículos que se reflejan con nuestra vida, tenemos que anotarlos y aprenderlos de memoria.

5.    Frases cortas; Los versículos con los que nos hemos sentido identificados es importante desglosarlos en frases cortas pero que entendamos el mensaje del versículo.

6.    Tiempo de reflexión; Al finalizar el tiempo de lectura, después de haber anotado los versículos y haber escrito nuestras frases es necesario reflexionar sobre el mensaje que YAHWEH (Dios) Tiene para nosotros. Conservarlo en nuestro corazón y gozarnos por sus enseñanzas.

7.    Orar al ETERNO (Dios); Hablar con el Eterno (Dios) pidiendo que nos de la sabiduría para poder entender adecuadamente su palabra de vida.

8.    El repaso; Al siguiente día por la mañana es importante hacer un repaso de nuestro mensaje bíblico. De esta manera nos vamos ir guardando en nuestro corazón las enseñanzas de nuestro ELOHIM (Dios)

9.    Empezar de nuevo; La Biblia es importante que la estudiemos si se puede todos los días ya que es nuestro alimento espiritual, de esta manera El Eterno ira fortaleciendo nuestro espíritu. Cada día que hagamos nuestra lectura tiene que convertirse en un buen hábito de vida.

10. Compartir el mensaje que El Eterno te ha enseñado a otras personas.